lunes, 21 de abril de 2014

Celtibérico Antiguo y Castro Sorianos: delimitaciones de espacio y tiempo tras la excavación en El castro de El Pico (Cabrejas del Pinar, Soria)

El yacimiento de El Pico de Cabrejas del Pinar es un lugar conocido que aparece repetidamente en la bibliografía especializada sobre la Edad del Hierro soriana. De hecho, se encuentra señalizado por un panel explicativo ubicado al sur del yacimiento. El yacimiento se sitúa en un estrecho espigón triangular de 1,15 ha de extensión delimitado en dos de sus tres lados por farallones rocosos y cerrado al SE por una muralla de unos 68 m. Los restos de la muralla enlazan con un montículo de unos 5 m. de alto, que parece ser el derrumbe de una antigua torre que remataba el perímetro defensivo por el sur. Las defensas están reforzadas con un friso de piedras hincadas. Hasta hace pocos años no se conocían más datos sobre el castro que los proporcionados por distintas campañas de prospección que, además de las evidencias monumentales, habían documentado cerámica y restos constructivos en superficie. La conclusión más extendida se inclinaba por incluir este yacimiento dentro del grupo de los "Castros Sorianos" de la Primera Edad del Hierro (siglos VII-IV a.C.), con una fase final de pervivencia en que fue "celtiberizado" (siglos IV-III a.C.).


Ortofoto del castro de El Pico. En ella se observa la ubicación en el espigón, que está cerrado por la muralla. En las ventanas, detalle de el derrumbe de la torre (izquierda) y una vista de los restos de la muralla (derecha)

En 2009 una excavación de urgencia dirigida por Cristina Vega Maeso en El Pico obtuvo los primeros datos contextualizados del lugar. En diciembre de 2013 fue publicado en Trabajos de Prehistoria un artículo donde se presentaban estos datos. Además de los datos sobre el registro arqueológico de la Edad del Hierro, la información más destacable en la que incidía el trabajo era la controversia entre la información arqueológica basada en criterios tipológicos (fundamentalmente cerámicos) y las fechas absolutas obtenidas. En efecto, la excavación documentó una estratigrafía en el interior del castro que conservaba restos de construcciones domésticas de planta rectangular construidas con muros de adobe levantados sobre zócalos de piedra caliza. En el sondeo 2 de la excavación se tomaron muestras de vida corta (restos de ovicaprino) para su datación por AMS. En detalle, se documentó una cabaña con fechas que oscilan entre 2495±30 BP en su estrato más antiguo (UE 4) y 2390±30 BP en el más reciente, que se corresponde con el derrumbe de los muros (UE 2) tras un incendio (UE 3). En conclusión, estamos hablando de una cabaña construida dentro del lapso 784 (95,4%) 511 cal BC y abandonada en el lapso 726 (95,4%) 395 cal BC. Sin embargo, estas determinaciones entran en contradición con los materiales recuperados en esta cabaña: piezas cerámicas a mano y torneadas, cuyas características morfotipológicas tienen sus referentes en el llamado Celtibérico Pleno (s. III-I a.C.). En consecuencia, la información recuperada en El Pico plantea una discrepancia respecto al panorama arqueológico tradicional. El caso remite a un debate de mayor calado sobre la correlación de la cronología proporcionada por los fósiles-directores y las determinaciones obtenidas por medios analíticos. El recurso a fósiles-directores, como la cerámica torneada en el centro de la Península Ibérica, para la fijación de cronologías está sujeto a problemas importantes si se utiliza de manera mecánica. De hecho, es una práctica extendida emplear las dataciones para corroborar la cronología proporcionada por la tipología. Cuando esto no ocurre se suelen descartar las fechas o se ponen en barbecho hasta tiempos mejores. En este sentido, es necesario tener en cuenta que no se admite la incorporación del torno hasta el 400-350 a.C. en la Meseta Norte, según los estudios tipológicos. 

Repertorio cerámico procedente del sondeo 2 de El Pico

En este caso, se realizó un esfuerzo interpretativo con el fin de explicar la presencia de materiales torneados en este hábitat fortificado con unas fechas antiguas. Descartados problemas de contaminación o errores del laboratorio, la explicación debía discurrir por otros derroteros. Tras la valoración de varias hipótesis, el artículo considera como más plausible, o bien que las cerámicas torneadas sean elementos "importados" desde el área ibérica, o bien que la “celtiberización” de la zona sea más antigua de lo que se pensaba. En este último caso, se podría incorporar al castro de El Pico al grupo de manifestaciones arqueológicas que forman el Celtibérico Antiguo (siglo VII-mediados del V cal a.C.), que en su fase B incorpora ya elementos torneados. Quizá, el aspecto más importante expuesto tras la excavación en El Pico es la coexistencia en un espacio aledaño de evidencias arqueológicas atribuibles a los “castros sorianos” y de otras que poco tienen que ver con este grupo. La coetaneidad de las dataciones de los castros sorianos y de El Pico, así como sus divergencias en los aspectos materiales apuntan en esta dirección, es decir, en el reconocimiento de dos conjuntos arqueológicos sincrónicos y diferenciados cuyo límite es la Sierra de Frentes y Cabrejas. Si admitimos esta hipótesis, el emplazamiento de El Pico adquiere una dimensión distinta. Su campo visual orientado al Norte, vigilando la amplia llanada que discurre entre la Sierra de Cabrejas y los Picos de Urbión, y su ubicación al norte del valle del arroyo de la Hoz permite el control efectivo del acceso en sentido Norte-Sur. Este emplazamiento se relaciona con el Alto del Arenal de San Leonardo de Yagüe en esta misma situación. Ambos se podrían corresponder con los emplazamientos más septentrionales del grupo del Alto Duero-Tajo-Jalón vinculados al Celtibérico Antiguo.


La ponderación de los datos recuperados en El Pico abre dos perspectivas distintas que depararán recorridos diferentes. En primer lugar, una referida al propio yacimiento que establece un potencial interesante para la evidencia arqueológica que aún conserva. En el cerro se acumulan evidencias (defensas monumentales, estructuras de hábitat, estratigrafía potente) que resultan altamente prometedoras por su estado de conservación y la problemática que anida en su seno.

Otra perspectiva pone en relación los datos arqueológicos con su contexto histórico. Desde este punto de vista, y a pesar de las limitaciones de las evidencias recuperadas en El Pico, los datos abren un interesante debate vinculado a la disolución de las sociedades primitivas, ordenadas en torno al parentesco, durante la Primera Edad del Hierro en un espacio donde poco después comenzará un fenómeno conocido como la "celtiberización", que no es sino la aparición del Estado y la sociedad de clases.

Referencia:

Vega Maeso, C. y Carmona Ballestero, E. (2013): "Nuevos datos sobre la Edad del Hierro en el Alto Duero: el castro de “El Pico” (Cabrejas del Pinar, Soria), Trabajos de Prehistoria, 70 (2): 372-384.

2 comentarios:

  1. Interesante yacimiento y un gran contenido en tu artículo. Me quedo con, al fin, aclararme un poco con respecto a que la cerámica a torno surgió en el 440-350 aC . Siempre tenía esa gran duda. Gracias.
    Un saludo,

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  2. Hola Zález, gracias por tu comentario. Sobre la fecha de la introducción del torno, solo una cosa. El 400-350 a.C es una fecha de consenso basada en los estudios tipológicos pero, sinceramente, yo no las tengo todas conmigo. A tenor de las investigaciones de los últimos años en las que las dataciones absolutas envejecen una y otra vez fenómenos que creíamos más recientes, creo que no es descabellado proponer que el torno se introdujo antes. De momento, como sucede en El Pico, ya hay numerosos yacimientos del Celtibérico Antiguo B en los que el número de piezas a torno es elevado para que resulten "importaciones". Veremos qué sucede. De ahí mi reflexión sobre la necesidad de un debate profundo entre tipología y dataciones absdolutas.

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